Como padres, comprender las diferencias entre las rabietas y las crisis sensoriales en niños con autismo es crucial para apoyar efectivamente a tu hijo. Aunque estos dos comportamientos pueden parecer similares a simple vista, provienen de causas diferentes y requieren enfoques distintos. En este artículo, exploraremos qué impulsa cada tipo de estallido, cómo manejarlos y por qué reconocer estas diferencias es esencial para el desarrollo de tu hijo.
¿Qué son las Rabietas?
Las rabietas son comunes en los niños pequeños, particularmente durante la fase de los “terribles dos”, que suele ocurrir entre los 12 meses y los 4 años de edad. Estos estallidos generalmente ocurren cuando se le niega algo al niño o cuando se frustra por no poder hacer algo de manera independiente. Esta etapa de desarrollo se caracteriza por un deseo de independencia, pero los niños a menudo carecen de las habilidades motoras y cognitivas necesarias para lograrlo, lo que conduce a la frustración y a las rabietas.
Factores que Contribuyen a las Rabietas:
- Deseo de Independencia Emergente: Los niños pequeños quieren hacer cosas por sí mismos, pero a menudo no pueden debido a habilidades limitadas.
- Desarrollo del Lenguaje: La dificultad para expresar necesidades y deseos lleva a la frustración.
- Corteza Prefrontal Subdesarrollada: Esta parte del cerebro, responsable de la regulación emocional, aún está madurando, lo que dificulta que los niños controlen sus emociones.
- Ansiedad y Falta de Control: A medida que los niños comienzan a comprender su mundo, la falta de control y la ansiedad resultante pueden desencadenar rabietas.
Los niños que tienen rabietas con frecuencia suelen tener dificultades para controlar sus impulsos, resolver problemas, retrasar la gratificación, negociar, comunicar necesidades y calmarse por sí mismos. Es importante que los padres ayuden a sus hijos a desarrollar estas habilidades fuera de los momentos de rabietas para apoyar su crecimiento emocional.
¿Qué son las Crisis Sensoriales en el Autismo?
Por otro lado, las crisis sensoriales en el autismo no son lo mismo que las rabietas. Las crisis ocurren cuando una persona con autismo se siente abrumada, a menudo debido a una sobreestimulación sensorial. A diferencia de las rabietas, que son respuestas conductuales a situaciones específicas, las crisis son respuestas fisiológicas a una sobrecarga de estímulos sensoriales. Durante una crisis, el sistema nervioso central se ve abrumado y la persona no puede procesar los estímulos, lo que lleva a una pérdida de control.
Diferencias Clave Entre Rabietas y Crisis Sensoriales:
- Rabietas: Son respuestas conductuales aprendidas que pueden modificarse en función de las reacciones de quienes rodean al niño. A menudo, se trata de buscar atención o lograr un resultado deseado.
- Crisis Sensoriales: Son respuestas fisiológicas incontrolables a la sobrecarga sensorial. A diferencia de las rabietas, las crisis no pueden detenerse fácilmente cambiando el entorno o ignorando el comportamiento.
Manejo de las Rabietas
Para manejar las rabietas, se puede seguir un enfoque en tres pasos:
Identificar la Motivación: Comprende por qué tu hijo está teniendo una rabieta. ¿Está buscando atención? ¿Frustrado porque no obtuvo lo que quería? Identificar la causa lo ayuda a responder de manera más efectiva.
Reforzar el Comportamiento Positivo: Elogia a tu hijo cuando maneje bien las situaciones. El refuerzo positivo ayuda a construir sobre los éxitos y fomenta respuestas apropiadas en el futuro.
Desarrollar Habilidades: Concéntrate en desarrollar el control de impulsos, la resolución de problemas y las habilidades de comunicación de tu hijo fuera de los momentos de rabietas. Esto les ayudará a manejar mejor sus emociones en el futuro.
Manejo de las Crisis Sensoriales en el Autismo
Dado que las crisis sensoriales en el autismo son respuestas fisiológicas a la sobrecarga sensorial, manejarlas requiere un enfoque diferente:
Estrategias Preventivas:
- Horarios Visuales: Ayuda a tu hijo a comprender qué esperar a lo largo del día.
- Actividades de Dieta Sensorial: Incorpora actividades que apoyen la regulación, como usar una manta con peso durante el sueño o participar en actividades de presión profunda en momentos específicos.
- Tiempo de Tranquilidad: Programa proactivamente tiempo de inactividad para evitar la sobrestimulación.
Reconocer Signos de Estrés: Aprende a identificar los primeros signos de sobreestimulación, como cubrirse los oídos, salir corriendo de una habitación o un aumento en los comportamientos de autoestimulación. Reconocer estos signos puede ayudarlo a intervenir antes de que ocurra una crisis.
Durante una Crisis:
- Busca un Espacio Tranquilo y Seguro: Aleja a tu hijo de la fuente de sobrestimulación para reducir los estímulos sensoriales.
- Manten la Calma: Usa contacto visual apropiado, limita el lenguaje verbal y ofrece presión profunda para ayudar a tu hijo a calmarse.
Crear un Espacio de Calma
Tanto para las rabietas como para las crisis, tener un espacio designado de calma o un rincón sensorial en tu hogar puede ser muy beneficioso. Este espacio debe ser tranquilo, cerrado si es posible, y equipado con elementos calmantes como mantas, juguetes y rompecabezas. Enseña a tu hijo a usar este espacio de manera proactiva para que sepa que está disponible cuando lo necesite.
Recuerde: Tanto las rabietas como las crisis requieren una respuesta tranquila y medida. Mientras que las rabietas se abordan mejor con estrategias conductuales y desarrollo de habilidades, las crisis deben manejarse con regulación sensorial y creando un entorno seguro. Comprender estas diferencias te ayudará a brindar el apoyo adecuado que tu hijo necesita.
Referencias:
- «Understanding Temper Tantrums.» American Academy of Pediatrics.
- «Managing Autism Meltdowns: Tips and Strategies.» Autism Society.
- «Behavioral Management of Tantrums in Children.» National Institute of Mental Health.